Si pienso desde mi generación, advierto que ella fue privilegiada por modelos reales que marcaron rumbos. Jorge Luis Borges, Atahualpa Yupanqui, Quino, la prudencia y honradez de Arturo Illia (que donaba su sueldo al hospital de Cruz del Eje), la creatividad de René Favaloro para idear una técnica quirúrgica adoptada después mundialmente, tres nóbeles argentinos de ciencia. La lista podría crecer, sin duda.
¿Por qué los mencionados eran modelos? Es simple, encarnaban un talento laborioso en sus asuntos tan diversos. ¿Y cómo les fue a esos modelos mencionados? Borges fue trasladado desde su puesto de bibliotecario al cargo de inspector de aves y conejos en los mercados (1946). Yupanqui me contaba que sus presentaciones debían hacerse clandestinamente en los años 50, su nombre era mala palabra. La melancolía pesimista, se notará, es inocultable en el humor de Mafalda. Illia fue derrocado por los militares (1966). Favaloro se suicidó (2000) y su carta de despedida estremece por el diagnóstico que ofrece de la corrupción argentina. Bernardo Houssay (Nobel de Medicina 1947) fue obligado a jubilarse de su cátedra universitaria siete años antes de cumplir la edad reglamentaria (1945), pero antes le habían obsequiado una bomba en una ventana de su casa que por poco lo mata y en 1943 había sido expulsado de la Facultad de Medicina, por firmar una carta pública en contra del régimen nazi de Alemania. Federico Leloir (Nobel de química 1970) debió dejar el país por sus vínculos profesionales con Houssay y fue un símbolo del investigador en la lucha contra penurias económicas; Milstein (Nobel de Medicina 1984) dirigía el Instituto Malbrán cuando fue intervenido tras el golpe militar de 1962 y debió regresar a Inglaterra, donde en el Medical Research Council de Cambridge obtuvo los resultados que lo harían merecedor al Nobel.
Se me dirá, con razón, que esta enumeración de modelos argentinos es parcial. Fangio y Pascual Pérez, por ejemplo, tuvieron mejor suerte. Pero no Monzón.
En todo caso presiento que las figuras que recuerdo tienen un matiz de talentos trabajados en soledad. Hoy, sospecho, los modelos son callejeros y ruidosos. Cromagnon y sus bengalas parecen una tragedia nacida de querer encerrar la ancha calle. Y nótese los nombres que seducen multitudes: Babasónicos, Los Piojos, Los Típitos, Carajo, Guasones, Intoxicados?